INGLATERRA 2014

“The world is a book and those who do not travel read only one page.” St Augustine

“The real voyage of discovery consists not in seeking new landscapes, but in having new eyes.” Marcel Proust

Del 16 al 21 de marzo de 2014, seis días para descubrir, experimentar, sentir y aprender a hell of a lot of things. Hemos aprendido que un buen madrugón puede merecer la pena. Que las tarjetas de embarque son juguetonas y desaparecen y aparecen a su antojo. Que los nervios del despegue están ahí, llevemos muchas horas de vuelo o sea la primera vez que nos subimos a un avión. Que la emoción e ilusión del viaje se mezclan con los nervios al llamar a una puerta desconocida. Que aquí el agua de la ducha a veces sale fría, o demasiado caliente, y algunos no cabemos y tenemos que agachar la cabeza. Que la comida es sólo un sándwich y entonces nosotros, que siempre tenemos hambre, nos compramos varias hamburguesas de una libra antes de ir a casa y cenar a unas horas muy raras. Que el queso está siempre ahí, en las patatas, en los bocatas, en las galletitas, ¡qué manía con el queso! ¡Y qué decir de las pasas! Que no acabamos de entender porqué esta ciudad tiene tres estaciones de tren, vaya lío, ¿cómo no vamos a perdernos? Que la palabra favorita aquí es lovely, que la usan para todo. Que las pelotas de tenis inglesas se empeñan en quedarse con nosotros porque aunque las lancemos escaleras abajo, siempre vuelven. Que hay quien es tomajo, una nueva especie quizá, o una tribu india, quién sabe. Que los personajes de las novelas existen en realidad y se materializan ante nuestros ojos. Que los recuerdos pueden estar en el aroma de unas manos que estrechamos o de un pasajero que se cruza con nosotros en la terminal del aeropuerto. Que los pasos de cebra parecen haber desaparecido así que sólo podemos cruzar la calle si hombrrre verrrde y mirando al lado contrario. Que hay que tener cuidado con el escalón, y el hueco y la cabeza mind the step, mind the gap, mind the head. Que el revisor del tren resulta que es un conductor y que hay pasajeros a los que les gustan, como a nosotros, las crestas y el pelo de colores. Que en el tren tenemos que ir en los three front coaches, porque como vayamos en los four rear coaches, a lo mejor acabamos en Sebastopol. Que nos podemos apropiar del come on, let’s go guys porque nuestro guía ya sabe decir vamos chicos con acento inglés. Que a falta de arena las piedras de la playa nos invitan a tumbarnos, cerrar los ojos y escuchar el mar. Que aquí no siempre llueve, que el sol ha decidido quedarse hasta que nos vayamos. Que “sorry very much” pero que queremos aprender y que nos den más caña en las clases. Que gracias a nosotros las profes descubren que sus móviles pueden hacer cosas hasta ahora insospechadas. Que un momento de felicidad puede ser una sentada en la calle con los amigos, junto a un busker y su perro. Que una ciudad pequeña si tiene catedral no es una town, sino una city. Que los jóvenes también compramos viejos vinilos, no todo va a ser tecnología punta. Que no podemos ver el Big Ben pero sí escucharlo, que la Torre de Londres resulta que no es una torre y que la reina, aunque sabemos que está en casa, no va a salir a saludarnos. Que en Trafalgar Square subido a una columna está Nelson, ése que nos derrotó hace tiempo en una de tantas batallas y mira por donde allí han decidido muchos londinenses celebrar el fin de año. Que las ardillas son igual de monas que las nuestras aunque aquí las llaman squirrels. Que aquí hay un poco de todo para todo el mundo, escenarios de película, tiendas que nos nublan el sentido, mil rincones para fotografiar. Que donde haya un Mc Donald’s allí estamos nosotros, mientras las profes se cuelan en un pub a tomarse una cerveza. Que en la lista de cosas pendientes está coger uno de esos taxis de Londres tan chulos, porque es lo que nos falta, después de llegar by train, hacer un boat trip por el Támesis, coger the Tube y regresar a la estación en un double-decker bus. Que somos el espíritu de la contradicción porque ahora nos queremos ir de cansados que estamos y ahora nos queremos quedar. Que salimos un amanecer con las mochilas vacías y volvemos un anochecer con las mochilas llenas de anécdotas. Que viajar nos abre la mente, que dicen las profes que keep an open mind, porque eso nos ayuda a valorar lo que tenemos y a respetar lo que es diferente. Que conocer gentes y lugares distintos, y costumbres y tradiciones que nos son ajenas nos enriquece como personas. Que éste ha sido en definitiva, como no podía ser de otra manera, a lovely trip.